El Periodista subió el televisor porque el tono del conductor sonaba luctuoso, parecía el funeral de alguien. El programa televisivo Mesa Redonda es el vocero inmediato del Partido Comunista, la membrana difusiva más cercana al aparato oficial.

El Periodista mandó a hacer silencio. Leyó entre líneas: dos funcionarios del Banco Central de Cuba, y otro del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) especializado en Estados Unidos, más el anuncio de que se trataba de un tema de interés para el pueblo… Como en Cuba no hay transparencia institucional, cualquier noticia o anuncio se lee suponiendo que hay mucha información detrás que no sabes, que no sabrás nunca, y justo eso que no sabes es lo más importante.

Se dijo y resultó lo que su intuición esperaba: algo vinculado a las remesas. Los bancos nacionales no iban a aceptar más dólares en efectivo. Eso lo alivió, el Periodista no recibe remesas, no tocarían su cuenta en Moneda Libremente Convertible (MLC). Imaginó el revuelo de opiniones indignadas en Facebook, se separó del móvil, y se concentró en proyectar cómo la nueva medida podría repercutir en su padre, en sus dos hijos pequeños, en su esposa, en una nueva compra de alimentos. Los vio seguros, sintió el hogar seguro, y que ningún golpe de viento los amenazaba.

Sin embargo, mientras masticaba, recordó un viejo billete de 100 dólares americanos que su papá le entregó hace meses para que comprara un paquete de garbanzos, carnes, cualquier cosa remota y apetecible que no había podido encontrar en los desabastecidos mercados. ¿Qué hacer con él?

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En la Mesa Redonda del 10 de junio, el presentador leyó un comunicado del Banco Central que decía lo siguiente: “Ante los obstáculos que impone el bloqueo de Estados Unidos para que el sistema bancario nacional pueda depositar en el exterior el efectivo en dólares estadounidenses que recauda el país, se ha adoptado la decisión de detener temporalmente la aceptación de billetes en ese sistema bancario y financiero cubano”.

El texto añadía que la medida entraría en vigor el 21 de junio; que implicaba a personas naturales y jurídicas, nacionales y extranjeras; y que no afectaba las transferencias ni los depósitos en otras monedas.

Lo demás fueron justificaciones.

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Tamarys L. Bahamonde, economista, estudiante de doctorado en Políticas Públicas por la Universidad de Delaware, opina que es complicado saber qué va a ocurrir con el tipo de cambio a corto plazo.

“Hay dos fenómenos ahí: uno es que puede haber escasez de dólares, lo cual puede incrementar su precio; y a la vez el hecho de que el dólar pierda su capacidad circulatoria, lo cual pudiera reducir su precio. Entonces, o se anulan los dos efectos o uno prevalece sobre el otro. La realidad es que ahora mismo no sabemos.

”Me inclino por pensar que la lógica detrás de esta medida es la de recaudar los dólares que no se habían podido recaudar porque están constantemente operando o moviéndose en el mercado negro. Lógicamente, eso va a provocar un desplazamiento del dólar, como la moneda que preponderantemente se utiliza para los intercambios; la compraventa de divisas en Cuba posiblemente ahora sea sustituida por otra”.

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Foto: Thalía Alfonso

El Periodista pensó en una vecina suya que trabaja en un banco. Dijo en voz alta: “Voy a ver a Náyade para que ella me lo cambie en CUP, y así le hago un favor”.

La vecina hace tiempo quiere comprarle unos zapatos de marca a su hija que cumplió 15 años. Le había pedido al Periodista que le vendiera algunos dólares para comprarlos fuera de Cuba con algún conocido; dentro, tanto en el mercado negro, como en las tiendas del Estado, los artículos aparecen muy caros o de poca calidad.

A su padre no le gustó la idea. Sería dar el billete más barato. El Periodista comentó que él calculaba que los bancos se iban a llenar de personas, y que valía la pena evitar no solo la aglomeración o estar un día completo bajo el sol, sino el maltrato. En las últimas colas a las que ambos habían ido a comprar cárnicos, tuvieron que enfrentarse a personas que irrespetaban cualquier medida organizativa y donde primaba la ley del más fuerte. Estaba dispuesto a pagar, dijo el Periodista, para no recibir molestias, maltratos, violencias y, sobre todo, para conservar la salud. El padre asintió algo molesto.

Minutos después el problema regresó: ¿sería inteligente lanzarse al banco a entregar un billete de 100 dólares? En un viaje a Argentina observó que en aquel país la gente tenía el hábito de guardar sus reservas más importantes en dólares y fuera del banco. Todavía no se había leído “El regreso de Eva Perón”, el ensayo de V.S. Naipaul que desbarataba el mito, así que vivió la aparente paradoja por sí mismo: la Argentina irradiante, gloriosa, bomba de metáforas e imaginarios creados por grandes escritores como Sarmiento, Borges, Sábato, Cortázar, Saer, era al mismo tiempo un trozo de mantequilla monetaria.

Justo por eso, recordó, había sido cauteloso con aquel billete de su padre. Estaba cargado de literatura e instinto de supervivencia. Lo conservaba como reserva ante la inestabilidad que experimentaba la moneda cubana desde que el Estado había lanzado su unificación monetaria.

Un vistazo al comportamiento de la emisión de monedas en Cuba: el único saldo que dejaba era desconfianza, y una economía que no sabía cómo articular sin saltos simbólicos su moneda. Antes del Reordenamiento, iniciado en plena pandemia, había dos monedas, la ideal (CUP) y la necesaria (CUC). Siendo la necesaria la que tenía valor adquisitivo; esta se eliminó con el fin de unificarla y, al mismo tiempo, surgió otra necesaria más: MLC. El saldo era que la Cuba irradiante, gloriosa, bomba de metáforas e imaginarios creados por grandes políticos como Fidel Castro, Ernesto Che Guevara, era al mismo tiempo un trozo de mantequilla monetaria.

En eso pensaba cuando se volvió hacia su padre y le dijo: “No voy a cambiar nada, voy a quedarme con esos 100 dólares, es lo único que vale”.

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El día después del anuncio, una mujer de unos 50 años, en la cola del cajero automático que hay en el Banco Metropolitano de Línea y Paseo, Vedado, pide que alguien le explique qué cosa es esto y hasta cuándo es esto.

–Yo no tengo dólares ni tengo MLC ni nada de eso. Yo lo que quiero es que alguien me explique hasta cuándo es esto.

Son las 10 de la mañana. Muchos para el cajero. Pocos para hacer trámites.

–En la Mesa Redonda dijeron que era por culpa del bloqueo –responde alguien.

–Niña, ¿qué bloqueo? Primero ilegalizan el dólar, después lo permiten, pero controlado, después dicen que sí, que todo el mundo a tener dólares, y ahora que no, que hay muchos y no pueden hacer nada con ellos. No sé para qué los van a recoger si no los pueden usar.

–En fin.

–En fin.

A la misma hora, en la puerta del Banco Metropolitano ubicado en 26 y 51, Nuevo Vedado, cerca de 20 personas esperan para pasar a la caja (los trámites que se hacen en la caja son: depositar y extraer CUP y depositar MLC). Otras 10 esperan para otros trámites: hacer o recoger tarjetas. Nadie comenta el tema del día. Cada quien por su lado: en el contén de la acera, en el muro. No es habitual que la caja tenga tantas personas esperando, pero la cantidad tampoco parece extraordinaria.

Hay cuatro cajas brindando servicios. Pasan de dos en dos. Todo muy rápido.

Para el cajero que está al lado del banco hay otras 15 personas. Las colas prácticamente se unen. Por eso, desde la acera de enfrente, da la impresión de que hay un mar de gente.

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Tamarys L. Bahamonde explica que, como consecuencia de la medida, quienes reciben remesas en dólares van a pagar mayores costos por estas.

“Si se transfiere directamente desde Estados Unidos a las tarjetas, primero es difícil y prácticamente imposible, pero suponiendo que se pueda hacer, pues tienes que pagar unos costos de transferencia altísimos, 20 % o 30 %, en dependencia de con quién se haga.

”Si mandas los dólares en efectivo, entonces tu familia va a correr con el costo de cambio a euro o a la moneda que sea. Si decide cambiarlo quien está en el exterior, entonces esta persona es quien corre con el costo de cambio. En cualquier caso, hay un incremento del costo de la remesa en dólares para los individuos, cualquiera que sea el individuo, el que reside en el exterior o el que reside en la Isla”.

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“Aunque la justificación se debe, una vez más, al bloqueo, un país como el nuestro, con una economía deteriorada, arcaica y encadenada a los designios políticos, seguramente sentirá el efecto a nivel macro. Lo curioso es que días antes Cadeca había dicho que no había disponibilidad de USD en el país y por tanto redujeron la venta de la moneda en los aeropuertos. Ahora dicen que existe acumulación de dólares. Así es imposible creerles” – Lester Upierre, periodista independiente, 30 años.

“Me parece que la nueva medida cierra todo tipo de posibilidad justo cuando estamos en medio de una crisis nacional e internacional. Todos nos estamos viendo afectados, incluso los que estamos fuera de Cuba. El pueblo es la verdadera víctima de esta situación. Nadie piensa en cómo esto afecta al pueblo. Siento que la gente está más enfocada en buscar un culpable: que si el bloqueo, que si el Gobierno, pero nadie habla de qué vamos a hacer ahora. Siempre es igual” –Angélica Brito, turista cubana en Serbia, 26 años.

“La amistad que tengo en el exterior está en Estados Unidos. De ahí no se pueden hacer transferencias para acá, entonces el dólar físico es la única forma de entrarlo, pero si el Estado no lo recibe, ¿cómo tú resuelves tus problemas? Porque hay que morir ahí, en las tiendas en MLC: todo está ahí, todos los productos de primera necesidad” –Isabel Gómez, ama de casa, 54 años.

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A las 12 del día, en Línea y Paseo, un anciano discute con el CVP (Cuerpo de Vigilancia y Protección):

–Yo necesito que alguien me explique, porque no entendí nada. Yo no tengo familia en Estados Unidos ni en ningún lado. Tengo que comprar dólares en la calle para ponerlos en mi tarjeta y poder comprar en las tiendas que ustedes mismos crearon…

El CVP en silencio. Él no tiene la culpa de nada de eso.

–Y ahora me dicen que no puedo comprar dólares. El euro está a 80 pesos y mi pensión es de 3 600 CUP.

El banco ha estado toda la mañana en la misma situación: cola en el cajero, nadie para trámites. El Banco Metropolitano de G y Calzada, a pocas cuadras, también está vacío. Cuatro personas para el cajero. Sin hablar entre ellas.

–¿Qué compro yo con 3 600 pesos? –continúa el anciano. Nadie le responde. A los pocos minutos entra al banco. La vida sigue.

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“Va a haber también un costo para las familias que no perciben ingresos en divisas”, afirma Tamarys L. Bahamonde. “Si antes adquirían los dólares en el mercado informal, a precios ya casi prohibitivos, ahora adquirir otras divisas va a ser también complicado, porque son más escasas en la Isla, hasta que el mercado se ajuste.

”Eso va a tener un impacto también sobre el costo de la vida para la familia cubana que no recibe directamente ingresos en dólares”.

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El viernes a las siete de la mañana alguien tocó a la puerta del Periodista. Sandro, un almacenero en paro, amigo de la familia, que venía buscando un poco de leche para su suegra, enferma de los nervios y a dieta por una insuficiencia renal. En la ciudad de Santiago de Cuba hay un toque de queda para el transporte masivo que cierra a las ocho de la mañana. Así que las personas salen de sus casas a hacer diligencias en maratón, por un escaso margen.

El Periodista le sonsacó a Sandro una opinión sobre el portazo que el Banco le daba al dólar americano en efectivo. La respuesta lo sorprendió: para Sandro era buena la medida. El dólar estaba a 70 pesos, no era una opción para él, para nadie, de hecho, no podía siquiera comprarlos.

Así que lo mejor era recogerlo, o sacudirlo y hacer algo para que bajara de precio. Para Sandro el causante no era ni el Estado cubano, como razonaban miles de usuarios de Facebook, ni el gobierno de Estados Unidos, como razonaba la versión del Partido Comunista, sino el especulador, la industria de la compraventa de divisas en el mercado negro que el reordenamiento monetario incentivaba.

Nilda, madre soltera con tres hijos menores de edad, es otra amiga de la familia del Periodista que prefiere no revelar su nombre. Ella se está iniciando en el negocio de comprar MLC, comprar artículos y revenderlos en CUP. La medida no la afecta directamente porque nunca usa dólares, pero a un conocido sí.

“Mi amigo tiene una considerable suma en efectivo de dólares, porque se va a comprar algo grande en Cuba. Le pregunté qué iba a hacer ahora con toda esa plata, me dijo que se sentía tranquilo. No iba a correr a cambiarla porque el vendedor se iba del país en breve. Su padre, que vivía en Estados Unidos, le orientó igual guardar el dinero que le sobrara hasta que volviera a valer, y la situación se arreglara. En cualquier caso, mucha gente que viaja estaba esperando para comprar fuera del país”.

En Santiago de Cuba “gente que viaja” quiere decir también gente que compra artículos fuera de Cuba y los importa a cuentagotas. De este modo, una pequeña industria de comerciantes, junto a aerolíneas y pequeños hostales, lucran algo con el nicho de mercado que deja el desabastecimiento de la red de tiendas.

Un colega del Periodista estuvo caminando ese viernes por el centro de la ciudad, donde radica un buen núcleo de bancos. “Todo el mundo estaba esperando la matazón y lo que vi fue todo lo contrario, mucha tranquilidad. Estuve por el Parque Céspedes [lo rodean tres bancos], estuve por el Boulevard [dos bancos] y nada. La gente está intrigada con eso. La gente no quiere entregar su dinero, está como esperando quién se lanza, y que haga el cuento después”.

El Periodista concluye que a las personas no les hace falta saber absolutamente nada de la historia literaria de Argentina, ni de la exportación de íconos de izquierda que genera Cuba, para saber que la moneda cubana hace aguas en cualquiera de las variantes que sobreviven de ella: CUP y MLC. La tendencia es conservadora. Recuerda que al crearse las cuentas en MLC nadie iba tampoco al banco: ¿esperaban algún tipo de timo?, ¿era una forma de manifestar desconfianza, aun cuando las tiendas que operaban en esa moneda eran las únicas abastecidas?

Lo que no sabes es lo más importante.

Sobre el autor

Periodismo de Barrio

Revista digital hecha desde Cuba para ampliar y diversificar la información sobre el impacto del cambio climático en poblaciones vulnerables del país, mediante la producción de investigaciones periodísticas en diferentes formatos y géneros.

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