Un matrimonio que pasó 75 días en el aeropuerto de Chile, una cubana asaltada en las calles de Guyana, una habanera asesinada en Moscú, una embarazada sin dinero en Uruguay son algunas de las historias de cubanos que estaban de paso en otros países cuando comenzó la pandemia.

Atrapados por el cierre de fronteras y en muchos casos sin dinero para pagar los precios de los vuelos humanitarios, algunos aún esperan por el restablecimiento de las operaciones en las aerolíneas con las que compraron pasaje de ida y vuelta.

Según datos oficiales de mediados de junio, 3 815 cubanos habían regresado a la Isla. El ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, aseguraba que las autoridades cubanas seguirían haciendo “las gestiones para el regreso seguro de otros”, aunque sin especificar más cifras.

Luego de más de tres meses varios continúan en la misma situación. La mayoría ha buscado ayuda o respuestas en los consulados y embajadas cubanas de los países donde se encuentran; los resultados de sus gestiones han sido diversos.

En un grupo de WhatsApp cerca de 70 cubanos varados en Nicaragua comparten las emociones más diversas: coqueteos, ofensas, acusaciones, memes, amenazas, gritos, teorías conspirativas. Los archivos del grupo muestran las fotos de refrigeradores vacíos por la escasez de dinero; hijos que esperan y lloran en Cuba la ausencia de sus padres; hombres con pistolas que amenazan; juegos de dominó durante la cuarentena. El grupo de WhatsApp es el puente más cercano con la Isla. Ellos son apenas una parte de los 160 registrados como varados por el consulado cubano en ese país.

Algunos llegaron a territorio nica cuando ya Cuba comenzaba a alertar sobre el peligro de viajar al extranjero. Otros llevaban más tiempo, sobreviviendo entre compras, negocios y posibles formas de emigrar. Casi todos coinciden en que la COVID-19 ha mostrado una cara muy fea de la nación centroamericana. Casi todos están deseperados por regresar.

“La situación en este país es un desastre”, cuenta un cubano que viajó por cuestiones de trabajo. “El gobierno disimula el número de muertos y contagios, pero en la madrugada entierran a los fallecidos. Engañan a su propia gente y, ¿qué puede quedar para nosotros?”.

Julio Pérez asegura que las condiciones son pésimas y la higiene y la salud son deprimentes en Chinadega, municipio a dos horas de Managua.

“Primera vez que salgo de Cuba y ‘me cogió esta rueda”, dice. “Yo llegué en febrero y tuve que pagar la primera prórroga de la visa en marzo (500 córdobas, equivalente a 15 USD).

Según informó la Embajada cubana en Nicaragua, el Ministerio de Gobernación nicaragüense permitió prorrogar, de forma gratuita, el permiso de estancia a los cubanos que tenían previsto regresar a Cuba y no pudieron viajar por las afectaciones de la pandemia.

La Dirección de Migración y Extranjería nicaragüense establece el pago de 500 córdobas (15 USD) para extender la estancia de extranjeros por 30 días. Cada día de impago al vencerse la visa se multa con 5 córdobas.

Un ingeniero –que prefirió mantenerse en anonimato– cuenta que muchos cubanos deben el pago de la prórroga desde abril. “Como no salen a la calle no hay posibilidad de que sean multados, pero para salir del país hay que tener ese trámite en regla”.

“La embajada cubana –encargada de tramitar la exención de pago– me respondió que tramitarán cada caso individualmente”, explica Igniel Hernández, varado en Managua.

Al aeropuerto Augusto Cesar Sandino de Managua arribaron dos vuelos desde Cuba; el primero con médicos y el otro con Interferón alfa 2b recombinante. Ante las preguntas de los cubanos, los diplomáticos de la Isla explicaron que el último vuelo de Conviasa con destino a La Habana salió el 30 de marzo con 174 asientos vacíos. En ese vuelo debían regresar quienes tenían boleto con Aruba Airlines y no pudieron abordar los dos últimos vuelos de esa compañía.

Yanet Acosta cuenta que nunca la llamaron de la aerolínea Aruba para avisarle de esa posibilidad de regreso. “La aerolínea hizo un último vuelo y nunca nos avisó para abordarlo. Tengo las pruebas. Dicen que se fue prácticamente vacío”, comenta Yanet.

Según explica, ella y su esposo han tenido gastos de hasta 300 USD mensuales. Desde hace unas semanas viven en la casa de unos cubanos residentes en Nicaragua. “Hemos sobrevivido gracias a la caridad de estas personas”.

Un comunicado del Consulado de Cuba en Managua asegura que diversas agrupaciones de solidaridad y la Asociación de Cubanos Residentes en Nicaragua han apoyado con hospedaje, alimentos y atención médica a los casos con mayores dificultades.

A varios cubanos les facilitaron alojamiento en la Escuela de Campesinos Asociados y otras instituciones. A los varados más enfermos, el Consulado les entregó medicamentos. Sin embargo, no todos están conformes con las gestiones de los diplomáticos.

Hace unas semanas la compañía mexicana Viva Aerobus comunicó que una conexión Cancún-La Habana-Managua podría llevar a los cubanos de regreso a la Isla.

Entre miedos a una posible estafa, silencios del Consulado y falta de dinero para completar los 360 USD, el vuelo, pactado inicialmente para el 19 de junio, fue cancelado porque “las autoridades en Cuba no pueden recibir dos vuelos humanitarios en un mismo día debido a la situación epidemiológica y económica que cruza actualmente el país”, informó un comunicado de la agencia Vagamundos.

Tras la cancelación del vuelo, entre los cubanos en Nicaragua surgieron varias ideas sobre teorías conspirativas.

“Siempre pasa algo. Es como si no quisieran que nos fuéramos de aquí”, cuenta el ingeniero. “Primero nos dijeron que no había combustible para que un avión de Cuba hiciera el vuelo, luego que Conviasa no podía viajar a Managua por las sanciones de Trump, después que la aerolínea Viva Aerobus no existía y que podría ser una estafa. Esperaron hasta el último momento para confirmarnos la legitimidad de la agencia de viajes y tuvimos nosotros que pedirle al cónsul los contactos de todos los cubanos en Nicaragua para llamarlos y avisarles del posible vuelo humanitario”.

Este martes 30 de junio unos 120 cubanos regresaron desde Managua, según confirmó a esta reportera Daysel Pimentel, de la agencia Vagamundo.

Para pagar los 360 USD del pasaje algunos tomaron sus ahorros o pidieron dinero prestado, otros acudieron a sus familiares en el extranjero para que les compraran el boleto, también hubo quienes se resignaron a no regresar por el momento.

“Nos llegaron a decir que los cubanos que están en las casas de los residentes de aquí y que han sido ayudados por la Asociación de Cubanos Residentes, si no abordan este vuelo tendrían una situación más difícil porque el acuerdo es hasta que haya un vuelo humanitario”, explica Igniel.

“Nosotros no tenemos dinero para pagar el pasaje de regreso”, cuenta Yanet. “Nos toca seguir en Nicaragua a la espera de que Aruba retome sus vuelos y podamos volver a Cuba con nuestro pasaje ya pagado. No podemos hacer otra cosa que seguir varados”.

Redes de apoyo entre cubanos: un paliativo ante la incertidumbre

La situación de los cubanos varados en Guyana podría calificarse como la “menos compleja”. La atención del consulado cubano en ese país, la solidaridad de connacionales residentes y colaboradores de la brigada médica cubana allí han hecho más llevadera la estancia tras el cierre de las fronteras.

Celso Hernández, quien viajó a hacer un trámite en la embajada de Estados Unidos, llevó los medicamentos suficientes para unos 15 días en Georgetown, la capital guyanesa.

“Yo vine a pedir visa para visitar a mi hijo en Estados Unidos y nunca imaginé que estaría aquí tanto tiempo”, explica. “Soy diabético e hipertenso, y cuando se me terminaron las pastillas enseguida me trajeron otras”.

Glibenclamida, Metformina, Captopril y Clortalidona son algunos de los fármacos por los que Celso no ha tenido que preocuparse. Como él, otras personas mayores con enfermedades crónicas han sido atendidos por médicos cubanos en misión internacionalista y residentes en Guyana.

Muchos han escuchado rumores de gestiones con Aruba y Caribbean Airlines, pero hasta ahora nada se ha concretado. La respuesta que han recibido es que los diplomáticos cubanos nada pueden hacer si las aerolíneas no desean viajar a Georgetown.

“Al principio, la embajada se ocupaba más de nosotros, pero con el paso del tiempo se han ido desentendiendo”, explica una habanera que pidió no mencionar su nombre. “No hay quien nos diga nada oficial y estamos bien desesperados. La situación se hace cada vez más difícil y el dinero se agota”.

Aunque la mayoría de los cubanos están hospedados en casas de renta donde han disminuido el pago de 20 y 15 dólares diarios a 5, muchos tienen deudas con otros cubanos o con los propios dueños de hostales.

Yiset Lorenzo ha gastado casi 100 USD en medicamentos. Con la ayuda de algunas personas ha logrado sortear el pago de la renta, pero la separación de sus dos hijos y su esposo, y la incertidumbre ante una posible fecha de regreso no le permite recuperar por completo su vitalidad.

“Escribimos correos al cónsul casi diariamente esperando encontrar una luz al final del túnel, pero es en vano”, publicó a modo de catarsis en su perfil de Facebook.

Como Yiset, Celso sabe que tiene que seguir esperando. Según sus cálculos ya duplicó los gastos del pasaje para un vuelo humanitario de repatriación. Si no regresa a Cuba con Copa, podría perder los 1 006 USD que costó su pasaje. Según le explicaron por correo electrónico, la política de la aerolínea panameña no es el reembolso, sino el cambio de fechas.

“Mi hijo no ha podido trabajar en Estados Unidos y yo aquí, con 64 años, mucho menos”, dice Celso. No salgo de esta renta desde que llegué. Ya ni quiero visa para Estados Unidos. Lo único que yo quiero es volver a mi casa”.

El locutor cubano Alfredo Ballesteros, conocido por conducir el único programa de radio en español en Guyana, explicó que, aunque los últimos tres viajes hacia Cuba en marzo se fueron con 137 asientos vacíos, muchos de los cubanos que estaban en ese momento en el país suramericano terminaban sus trámites migratorios y esperaban regresar en los vuelos planificados para el 24 y el 26 de marzo.

“Aunque entiendo la difícil situación mundial (…) me pongo en su lugar y, (…) les recuerdo a quienes me leen, me siguen y me citan que aún aquí, en Guyana, quedan varados”.

No existen datos oficiales públicos sobre los cubanos que continúan varados en otros países. Los vuelos humanitarios que planifican varias aerolíneas y las noticias locales permiten conocer que están en países como Surinam, Chile, Rusia, México, Perú y Uruguay.

El gobierno de la Isla ha aclarado que, a pesar del cierre de sus fronteras para operaciones comerciales –aún sin fecha de apertura­–, los cubanos que conserven la condición de residentes pueden regresar al país en vuelos humanitarios. Sin embargo, el tráfico aéreo mundial disminuyó en más de un 90 % durante los meses de abril y mayo, y apenas ha comenzado a reiniciar en algunos lugares.

Recientemente el Ministerio de Relaciones Exteriores y varias aerolíneas, anunciaron la realización de tres vuelos humanitarios planificados para esta semana. Desde Guyana, Perú y Nicaragua, más de 400 cubanos podrán regresar los días 30 de junio, 4 y 5 de julio, respectivamente.

“No veo la hora del regreso, pero ya casi estoy en casa, abrazando a mi familia, otra vez en mi país”, dice esperanzada Yiset.

 

Este proyecto fue apoyado a través del programa de Microgrants Check Global COVID-19. 

Sobre el autor

Glenda Caridad Boza Ibarra

Las Tunas, Cuba, 1988. Licenciada en Periodismo, Universidad de Camagüey, 2011. Reportera de la Agencia Cubana de Noticias (2011-2013), y los periódicos Juventud Rebelde y 5 de Septiembre (2013-2017). Becaria del Instituto de Medios del Caribe (2020). Miembro de la Sala Juvenil de Prensa de la Conferencia Mundial de Libertad de Prensa (2020). Publica en el ElToque desde 2017.

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