Probablemente de todos nuestros sentimientos el único que no es verdaderamente nuestro es la esperanza. La esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose.

Julio Cortázar

Te llamas Esperanza Galindo y me haces la historia de la noche más larga de tu vida y la de tus dos hijas: Yurialis y Yulianella. Calculo que eran adolescentes, tendrían aquel día 12 y 15 años.

Insistes en que tu esposo te insistió en que su padre le insistió y probablemente su abuelo le insistió a su padre en que en Mar Verde no pasaban esas cosas. En Mar Verde, uno de esos pueblos que se encuentran entre el mar y las montañas en la línea que bordea la región oriental de Santiago de Cuba, los ciclones asustaban pero no destrozaban, por eso Ricardo insistió en quedarse en la casa el 25 de octubre de 2012, para cuidar lo que tenían. Tú estabas asustada, no sabías hasta qué punto un salvavidas era capaz de salvarse a sí mismo. Querías que Ricardo y tu hermano estuvieran bajo resguardo y al final tuvieron que salir cuando mar y viento se mostraron por primera vez bautizados como huracán Sandy.

Señalas una de las paredes invisibles de la casa. El refrigerador, que apareció días después a unos cuantos metros de su lugar común, ahora hace función de escaparate. Solo quedaron trozos de madera del juego de muebles que tenías desde hace muchos años. En cambio, no se llevó el puente que construiste cuando eras la delegada de la circunscripción para pasar de un lado a otro del pequeño pueblo costero Barrio Rojo los días en que el río crecía. Tiene que llover mucho en las montañas para que aparezca el río, pero hace mucho tiempo no llueve allí.

Me explicaste también que el establecimiento penitenciario donde trabajas ahora se llama Tarea Confianza porque es una prisión abierta, significa que los presos pueden salir cuando les dan permiso y que allí muchos estudian y/o trabajan. Hablabas de los presos como si fueran niños en un círculo infantil. De hecho te dicen “Seño, ayúdame a resolver esto”, “Seño, tengo miedo de perder la casa”, “Seño, a mi familia no le importa”, y allá va la Madrina, como también te llaman a veces, a tratar de resolverlo todo porque ellos son tan humanos como todos los demás. Ellos conformaron algunas de las brigadas que construyeron los biplantas en la zona rural de San Agustín. Me imagino cuánto se habrán impresionado la vez que te hicieron la visita a la casa porque les dijiste que pasaran a tomarse un refresco. Estoy segura de que desde ese día te valoran más. Esa función de psicóloga-hada madrina exige una paz mental que no sé dónde la produces; aunque me dijiste que cuando sales por una de las dos puertas que te quedaron dejas una Esperanza y te vuelves Esperanza, la asesora jurídica. Esos mismos presos esperas que te ayuden cuando finalmente logres que te autoricen a construir en algún lugar. Porque tú no quieres irte a la urbanización. La razón principal por la que se mudaron a Mar Verde fue sanar con aire puro el asma de tu niña Yulianella. Ahora tu hija de veintidós años ya casi no padece de asma y si logran quedarse ahí probablemente su hijito(a) de 14 semanas tampoco padecerá.

Quizás deberías reconstruir sobre esas cinco paredes una nueva casa, sin más, pero entiendo que quieres hacer las cosas bien, legales, para después no tener que irte o pagar una multa que no puedes pagar; quieres autorización para construir.

Paradas en el terreno donde te gustaría levantar el nuevo hogar me cuentas que no han ido a explicarte por qué te tienes que ir, o a cuántos metros de la duna puedes construir, o toda la lógica de no cimentar cerca del mar. No han ido muchas veces más desde que demolieron el Campismo, donde se refugiaron luego del huracán 31 familias, o más bien lo derrumbaron y todo el esqueleto se quedó ahí. Me doy cuenta de cuánto te molesta no tener la atención que mereces.

 Debían mudarse a San Agustín, pero preferiste regresar a la casa de siempre, o a la mitad de la casa de siempre. Yurialis vendrá a La Habana a estudiar en el Instituto Técnico Militar (ITM), quedan tu esposo Ricardo, tu hija y su bebé y su esposo durmiendo en dos camas improvisadas en el mismo cuarto. Ya tienes unos cuantos puercos, gallinas, chivos, un maizal y pronto crecerán las matas de guineos pero igual no aguantan mucho más tiempo viviendo en la casa de siempre.

Esperanza, quizás las mismas personas que querían irse, ya hoy no quieren irse y deciden alzar ellos sus propias casas con sus propias comodidades y solo esperan saber dónde podrán levantar sus paredes invisibles.

Playa Mar Verde (Foto: Daniela Muñoz Barroso)
Lo que queda funcionando del campismo (Foto: Daniela Muñoz Barroso).
Pista de baile de Mar Verde (Foto: Daniela Muñoz Barroso).
Ruinas de las cabañas del campismo. Cabaña de Esperanza (Foto: Daniela Muñoz Barroso).
Ruina de casa de antiguo Barrio Rojo (Foto: Daniela Muñoz Barroso).
Patio de Casa de Esperanza en Barrio Rojo (Foto: Daniela Muñoz Barroso).
Esperanza escoge el arroz en el espacio más fresco de la casa (Foto: Daniela Muñoz Barroso).
Esperanza recoge agua de su tanque, en el lugar donde antes estaba la cocina (Foto: Daniela Muñoz Barroso).
Esperanza cocina con su hija Yulianella, en lo que era antes la entrada de la casa (Foto: Daniela Muñoz Barroso).
Esperanza cocina con carbón en el patio (Foto: Daniela Muñoz Barroso).
Cuarto donde duermen todos y todas (Foto: Daniela Muñoz Barroso).
Esperanza me muestra su cuarto (Foto: Daniela Muñoz Barroso).
Su hija Yurialis recién llega del servicio (Foto: Daniela Muñoz Barroso).
La familia almuerza (Foto: Daniela Muñoz Barroso).
Esperanza me muestra sus puercos (Foto: Daniela Muñoz Barroso).

Sobre el autor

Daniela Muñoz Barroso

La Habana (1994). Graduada de Comunicación Audiovisual en el perfil de Fotografía de la Universidad de las Artes. Directora, fotógrafa y productora en diversos metrajes de ficción y documental, entre los que se destaca “¿Qué remedio? La Parranda”, largometraje documental que ha sido exhibido en festivales de cine dentro y fuera de la Isla. Sus fotografías han participado en varias exposiciones nacionales. Es miembro de la Junta directiva de la Muestra Joven ICAIC y CEO de la Productora independiente Estudio ST. Imparte talleres a adolescentes en diversos proyectos comunitarios y festivales infantiles.

Un comentario

  • Para describes sino explicas el por que de todas las descripciones para que los lectores partan de un punto de vista, aceptado o no, pero una explicación siempre es obviamente necesaria…mi humilde consejo porque siempre la subversión esconde los por qué? para que nadie comprenda y pueda se manipulado…

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