El cementerio viejo de Guanabacoa es el más antiguo de los seis con que cuenta el municipio con más cementerios de La Habana. Fue proyectado en el año 1814 para ser construido junto a la Ermita de Potosí (fundada como Ermita de la Inmaculada Concepción en el siglo XVII, hoy entre las más antiguas edificaciones de la ciudad), con el objetivo de eliminar los enterramientos que en la época tomaban lugar en los alrededores de las iglesias, en este caso, las de Guanabacoa. El primer enterramiento tuvo lugar en el año 1821. Desde ese entonces se ha erguido con una belleza peculiar, diferente al resto, cautivando por su misterio a los pobladores, desde el que pasa casualmente por su lado hasta aquel que por curiosidad o “necesidad” se adentra en sus heredades. El cementerio viejo de Guanabacoa, declarado Monumento Nacional (1997), sobrevive a un estado de deterioro profundo. Allí resisten aún panteones de valor monumental. Un lugar lleno de mitos y leyendas que con el paso de los años encuentran eco en las generaciones presentes.
Autor: Fabio Tomé Pestana
Cementerio de Regla: cruz y olvido
El cementerio de Regla muestra un nivel de deterioro considerable, olvidado –como otros camposantos– por la Dirección Municipal de Servicios Comunales, encargada de su mantenimiento.
Necrópolis de Colón, emblemático declive
La Necrópolis de Colón, considerada el museo al aire libre más grande de América y declarada Monumento Nacional en 1987, ha sido víctima de un deterioro sin precedente, ocasionado por la decadente economía del país.
Primer cementerio judío de La Habana
En 1906 la United Hebrew Congregation, primera Asociación Judía en la Isla, compra los terrenos para lo que en 1910 se inaugurara como el primer cementerio judío de La Habana.
Los enterradores
Manuel Caamaño Tamayo y Félix Pedro Ravelo García son enterradores en el Cementerio Bautista, donde se mantiene la costumbre de sepultar a los fallecidos directamente en la tierra.