En la emisión correspondiente al 9 de febrero del espacio televisivo Mesa Redonda, Alejandro Gil Fernández, ministro de Economía y Planificación, especificó que “en el nuevo diseño de las actividades por cuenta propia en Cuba se mantiene la prohibición de ejercer la medicina veterinaria, no obstante, se incorpora la excepción para aquellos que atienden a animales afectivos”.

Así, el titular colocó un “parche” verbal sobre el polémico Decreto 20/2020, publicado el pasado 29 de enero en la Gaceta Oficial de la República de Cuba, que suscitara la movilización de activistas por los derechos de los animales y trabajadores del sector veterinario.

El Decreto 20/2020 establece en su capítulo II, artículo 5, inciso u) que considera contravención “practicar el ejercicio de la profesión de la medicina veterinaria sin estar inscrito en el Control Administrativo de Doctores de Medicina Veterinaria y Medicina Veterinaria y Zootecnia”; inciso v) “practicar por cuenta propia el ejercicio de la profesión de la medicina veterinaria o en ocasión de estar inhabilitado para ejercerla”; e inciso w) “establecer vinculo laboral para ejercer actividades propias del médico veterinario con persona que no conste inscripta en el Control Administrativo de Doctores de Medicina Veterinaria y Medicina Veterinaria y Zootecnia, o en ocasión de conocer que la persona esta inhabilitada del ejercicio de la profesión de la medicina veterinaria”.

Pero ni el Decreto 20/2020, ni la comparecencia del titular de Economía y Planificación en la Mesa Redonda mencionan qué sucederá con los animales callejeros rescatados, o con aquellos que habitan en fincas y viviendas sin ser necesariamente considerados mascotas; hecho que preocupa a la comunidad animalista. ¿Qué será contemplado por el aparataje legal como “afectivo”? ¿Qué especies serán incluidas y cuáles excluidas? ¿Qué tipo de servicios serán permitidos? ¿Cómo legalizar las clínicas privadas que ya existen? ¿Qué tipo de impuestos serán establecidos?

Una declaración pública firmada por 130 profesionales de la medicina veterinaria en el país, expone claramente el descontento del sector con las nuevas normativas, pues las afirmaciones del ministro no ofrecen garantía alguna de cuándo y cómo se modificará el Decreto 20/2020.

“Resulta lamentable que a pesar de ser un reclamo de la población y un anhelo de muchos profesionales de la veterinaria contar con clínicas o consultorios privados, donde se brinde una atención diferenciada y especializada a los animales, el ejercicio privado (o en cooperativa) de la veterinaria haya sido constantemente excluido de las actividades por cuenta propia”, exponen. “La experiencia ha demostrado que el Estado no cuenta con los recursos necesarios para brindar servicios veterinarios de calidad ni está en condiciones de satisfacer todos los que la población cubana demanda”.

“Ha sido justamente esa insatisfacción y la demanda creciente de servicios veterinarios en nuestra sociedad, las que han hecho emerger a los veterinarios por cuenta propia. Que tampoco son una figura nueva en nuestro país, pues siempre existieron”, añaden.

Para poder desempeñar su trabajo, los solicitantes del gremio piden que sea permitida la realización de contratos con entidades estatales y extranjeras, a través de empresas importadoras cubanas, tal y como fue recientemente aprobado, con el objeto de adquirir los equipos, medicamentos e insumos que permitan brindar un servicio óptimo. También solicitan la creación de un Registro de Médicos Veterinarios y Zootécnicos, que agrupe a todos los profesionales del sector, así como la proclamación de una norma que regule derechos y deberes.

El reconocimiento de esta labor debe llevar aparejada, igualmente, la facultad para emitir prescripciones y recetas, lo que evitaría que aquellos que no cuenten con la calificación, la licencia y el registro pertinentes, suplanten las capacidades profesionales y ejerzan la profesión sin estar habilitados.

“Cabe señalar que todo esto se traducirá en mayor calidad del servicio y mayor calidad de la salud pública, tanto para los animales como para los seres humanos, pues es bien sabido que el control de algunas enfermedades que afectan a las especies del mundo animal tiene una repercusión directa en la salud humana. Como bien se ha afirmado, la salud es una sola”, concluye la declaración.

Sobre el autor

Ernesto J. Gómez Figueredo

Graduado de Periodismo en la Facultad de Comunicación de la Universidad de la Habana (2015). Especialista en política internacional y conflictos de África Norte y Medio Oriente del Periódico Granma (2015-2018). Cursó el Taller de técnicas narrativas de Periodiamo Literario, Casa de las Américas, Profesores: Paco Ignacio Tabio II y Federico Mastrogiovanni (2018). Asistente de investigación y curaduría del Estudio Figueroa-Vives (2019). Especialista en curaduría y Relaciones Públicas de Colón Cultural. Colaborador en diversos medios de prensa.

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