El rumor levantó las alarmas: “varios niños —uno, dos o tres en dependencia de la versión— están ingresados en estado grave tras ser vacunados contra el coronavirus. Una pareja se hizo pasar por personal de salud y fueron a inyectarlos a sus casas”.

Ya fuera de boca en boca o a través de las redes sociales, el pánico comenzó a calar en varias regiones del país.

Los supuestos incidentes ocurrieron, de acuerdo con las versiones populares que han sido desmentidas por medios estatales en distintos territorios, en San José de Las Lajas, Guane, Pinar del Río, Cifuentes, Manzanillo, Fomento, Las Tunas, Yaguajay, Cienfuegos, Manajanabo y Bayamo. Pero no hay ni testigos de los hechos ni publicación de redes sociales que los describa. Es una “bola” (información con confirmada) típica de la sociedad cubana pre-conexión a Internet.

Según explicó en la televisión de Granma el Dr. Rosmel Vidal, subdirector de Higiene y Epidemiología en esa provincia, “los procedimientos establecidos dictan que todas las vacunas deben preservar la cadena de frío; por tanto, no se vacuna en las casas. Siempre se crean centros adecuados que permiten, además, monitorear los efectos adversos de estas”.

“Tampoco se ha recibido a ningún paciente en instalaciones hospitalarias de la provincia con reacciones adversas a vacunas aplicadas recientemente”, indicó.

Manuel Rivero Abella, director provincial de Salud en Sancti Spíritus, dijo que en Cuba no existe ninguna campaña que no esté regulada por el Sistema Nacional de Salud. “Se trata de una acción mal intencionada para obstaculizar la pesquisa activa que hoy se realiza en la comunidad”, aseguró.

“El nuevo rumor solo pretende desacreditar el sistema de salud cubano, crear un clima de inestabilidad en el país, en medio de una situación epidemiológica especial, cuando todo el sistema de salud está en la calle haciendo pesquisa activa, revisando clínicamente cada comunidad, cada casa”, dijo Rivero Abella a Cubadebate.

Además, no existe actualmente ninguna vacuna lista contra el SARS-CoV-2. Según pronósticos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una cura puede tardar, como mínimo, 18 meses.

¿Gotas curativas?

En un audio que circula en grupos de Telegram se escucha que “hay gente regada por todos lados”, mujeres y hombres disfrazados de médicos y enfermeras que llegaron en una lancha por “Juan Fanguito” (nombre popular de una playa y pueblo costero de Villa Clara) y están repartiendo goticas que son para levantar las defensas para el coronavirus: “pero eso es mentira —aclara la voz femenina—, lo que están repartiendo es el mismo virus o veneno”.

En Villa Clara corrieron tres “bolas” de “tratamientos domiciliarios contra la COVID-19”: la vacunación comunitaria infantil, la entrega de pastillas “curativas” y la administración de gotas. Este último rumor, aunque tergiversado, no fue del todo erróneo.

La doctora Mirtha Rosa Hernández González, jefa del Departamento del Adulto Mayor del Ministerio de Salud Pública (Minsap) en Villa Clara, explicó en la revista informativa Patria de la radioemisora provincial CMHW que a fines de marzo sí se administró el producto homeopático Prenvengho-Vir.

“En esta primera etapa es solo para adultos mayores en las casas de abuelos y los hogares de ancianos, también se aplica en un grupo de trabajadores pertenecientes a esta población de riesgo”, dijo. “Son cinco gotas sublinguales en tres dosis, que se reactivan al décimo día”.

Hernández González agregó que este tratamiento se extenderá también a las embarazadas ingresadas en los hogares maternos.

El tratamiento homeopático también se aplica en otras provincias como Mayabeque y Guantánamo. En este último territorio, el doctor Leonardo Hinojosa, jefe del Programa Provincial de Medicina Natural y Tradicional dijo a Solvisión que “este compuesto previene diversas virosis como el COVID-19”, afirmación no demostrada científicamente.

Más allá de la cuestionada efectividad de la homeopatía, la información de su aplicación fue punto de partida para otra oleada de versiones. Los rumores las mostraban lo mismo como “gotas milagrosas” que como “veneno de contrarrevolucionarios”.

En una de las publicaciones que ha tratado de desmentir estos bulos, el periodista villaclareño Javiel Fernández Pérez mostró suspicacia por el aumento de estas falsas noticias, justo cuando comenzó la realización de pruebas rápidas contra la COVID-19 en centros de aislamiento, casas de abuelos, hogares de ancianos y viviendas de personas bajo sospecha de infección.

“No es más que una bola para sembrar desconfianza e impedir que las personas reciban en sus casas a los verdaderos médicos que pesquisan y hacen las pruebas rápidas”, dijo. “No obstante, vale ser precavidos ante cualquier situación que pueda producirse y denunciar”.

Sobre el autor

Glenda Caridad Boza Ibarra

Las Tunas, Cuba, 1988. Licenciada en Periodismo, Universidad de Camagüey, 2011. Reportera de la Agencia Cubana de Noticias (2011-2013), y los periódicos Juventud Rebelde y 5 de Septiembre (2013-2017). Becaria del Instituto de Medios del Caribe (2020). Miembro de la Sala Juvenil de Prensa de la Conferencia Mundial de Libertad de Prensa (2020). Publica en el ElToque desde 2017.

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